El interior, de exuberante personalidad, repite motivos neogóticos pero combinándolos con elementos neoclásicos. El altar y el púlpito son obra de ebanistas del bario de Guadalupe, mientras los vitrales con escenas de la vida del patrono y que se hicieron moda en el Comitán de mediados de del siglo XX, llegaron de la Cuidad de México. Quintándole su vestidura de estilo historicistas, las iglesia demuestra en su sencilla planta de una sola nave y su cubierta mudéjar la permanencia de elementos constructivos en la arquitectura eclesiástica de Chiapas desde el siglo XVII. (ROBERTO RAMOS MAZA, COMITAN Y LA REGIÓN DE LOS LLANOS, 2000.)
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